martes, 25 de octubre de 2011

Otra vez a perder un partido, sin tocar el balón.

"- Es que Carlos, a las chicas no nos puedes pedir que seamos solo un polvo, lo siento. Sería mucho más fácil así, pero nosotras somos romanticonas. Queremos mimitos, llamadas por teléfono, ponernos vuestras sudaderas, ver pelis, hacer el capullo con vosotros y que nos abracéis cuando estemos tristes..."

Y tiene narices que precisamente le haya dicho eso a un amigo cinco minutos después de haber dicho algo de lo que sé que probablemente me arrepentiré de aquí a muy poco. ¿Que por qué? Porque no quiero volver a sentirme sola, y quiero desesperadamente poder compartir cosas con él, y que él las comparta conmigo. Porque quiero volver a tener tardes con mariposas en la barriga, ver Amélie (que al final no la vimos), patinar, hacer el gilipollas bajo la lluvia. No pido tanto, lo único que no quiero es ser la segunda opción, no quiero pegarme más hostias monumentales porque alguien lo decida.

Quiero adoptar esa actitud positiva, que me viene de vez en cuando, esa actitud que me hace darme cuenta de que soy capaz de sobrevivir por mi misma, sin apoyarme en nadie. Pero las mariposas eléctricas de dentro del pecho no paran de dar calambrazos que no me dejan concentrarme ni pensar. Y las lágrimas entran y salen de los ojos, como yo cuando voy a un pub y no bebo.

¿Y en respuesta a todo esto, que es lo que hago yo? Cantar canciones de sabina a las doce y media de la noche, dejar que las lágrimas hagan lo que les venga en gana, e intentar no pensar, aunque sea solo intentarlo. Ah, y esperar a que un principito conteste :)

La felicidad dura poco, cada día menos.





No soy propensa a hacerme auto-fotos, pero hoy me veo monina, pese a todo.






0 comentarios: