domingo, 16 de mayo de 2010

No es oro todo lo que brilla.

Parece que se me va pasando poco a poco la tristeza de saber que no habrá nada entre el príncipe y la ranita.
No mola nada fijarte solo en un camino lleno de flores, del cual no sabes ni cual es el final, y que por culpa de fijarte solo en él te estás perdiendo otras muchas calles llenas de escaparates con vestidos, gominolas y tartas de chocolate.
Pues yo soy tan tonta de deambular por ese camino como si la vida me fuese en ello. Y cuando por fin me tropiezo y bajo rodando hasta la próxima calle, vuelvo a centrarme solO y exclusivamente en ella, hasta el fin de los tiempos.

Esto es frustrante. Y aún lo es más sabes que necesito pensar en alguien para sentirme completa. Y que por mucho que piense en cualquier persona, nunca aparece nadie.
Sola.
Y por eso, cualquier detalle mínimo por parte de un chico, aunque no signifique nada, para mi tiene un millón de posibles sentidos, y me ilusiona pensar cual de ellos es el verdadero.
Es una espiral inacabable.

Quiero un achuchón. Y mañana más, que tengo sueño.

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