Y bueno, además de plantearme mil veces mi inminente futuro, de imaginarme mis posibilidades, y de intentar organizar mis estados una y otra vez, no puedo evitar pensar en por qué ocurren las cosas, y en los actos que desencadenan. Y en por qué siempre deciden los de arriba. Quitémosles sus lujos, sus trajes y sus coches, sus mansiones, su dinero y sus yates. Mirémosles a los ojos y hagámosles una pregunta sencilla: ¿POR QUÉ CREES QUE TIENES DERECHO A CONTROLAR MI VIDA? Yo hago que estés ahí arriba, y puedo hacer que bajes. Al fin y al cabo, todos somos personas, y todos acabaremos igual, enterrados y rodeados de gusanos. Entonces no se distinguirá color de piel (ni de billete), no habrá cristales tintados que te protejan ni abrigos de piel que te cubran del frío. Sueño con un día en el que no tengamos que morir para comprobar que todos somos diferentes y que eso precisamente es lo que nos hace ser iguales.
Y es que de pequeña no entendía demasiado bien a aquellos que decían "el sistema nos oprime". Pensaba que solo eran unos tipos que se habían pasado un poco con la marihuana, que desvariaban. Pero ahora es cuando me doy cuenta de que todos somos víctimas. Unos nos angustiamos pensándolo e intentando cambiarlo, y otros desvían la mirada y disfrutan de todos sus juguetitos. Y este problema no tiene un solo causante, ni lo pienso buscar. El verdadero problema reside en todos aquellos que sacan beneficio de este jodido sistema, incluida yo. Porque yo tengo algo que comer, y algunos lujos que puedo permitirme. Aunque sin pensarlo, renunciaría a ellos si supiera que haciéndolo conseguiría un poco más de igualdad en este puto mundo. Pero a parte de eso, me jode mucho sentirme víctima de todo esto. me jode darme cuenta de lo que ocurre y que nadie me haga caso. Que piensen que soy una perroflauta más o que estoy loca. Y es que bueno, en el momento en el que decides realizar algo alternativo y ves que no es bien aceptado, en el momento en el que decides dar un paso y ves que incluso para eso necesitas dinero, en el momento en el que tu padre llega de trabajar y pese a que intenta sonreír, notas tristeza en sus ojos, te das cuenta de que realmente algo no funciona, de que necesitamos un cambio drástico.
Y yo ya no sé que más puedo hacer, solo sé que me siento enjaulada, que quiero bailar, pintar, beber, viajar, soñar, VIVIR, y no puedo. Solo sé que tengo que estudiar historia. Ah, y filosofía. Formo parte del sistema sin quererlo. Me queda eso, o resignarme y acabar viviendo en la calle, seguramente.
A esto, añadamos la sensación de que nunca me había sentido tan sola. NUNCA. No quiero volver a las andadas de las que huí cientos de veces, me sé demasiado bien el camino. Y sé que a las personas con las que mejor me siento les pasa algo, y no sé que hacer. Solo estoy nerviosa, muy muy nerviosa.
¿Alguien se apunta a huir de esto? Eso sí, nada de intentos por favor. No soy una tía "normal". Avisad@ quedas, ¡no vale dejarlo a medias!
Por cierto, me he comido unos cuantos helados esta semana. tendré que volver a hacer dieta de nuevo. Y también vi Amélie, por enésima vez. Sí, otra vez porque estaba triste.
Y ya que mañana empieza el nuevo año para mí, contaré desde cero cuantos chicos me dan calabazas.


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