sábado, 22 de diciembre de 2012

Metido en mi disfraz de hombre normal.

No quiero vivir en este mundo de mierda y seguir alimentando bolsillos. No quiero volver a tener que pensar en qué pensarán (si es que piensan). Ni tampoco quiero seguir al lado de quienes no me conocen. Pero... ¿quién me conoce realmente? Nadie. Nadie es capaz de deducir que haría en una situación en concreto, ni que se me pasa por la cabeza a cada instante, ni siquiera como me siento. Es muy fácil hacer reír, hacer llorar, darme un abrazo, sexo. Eso es fácil. Saber comprenderme no, porque no me comprendo ni yo. Saber que anhelo que alguien me entienda (aunque no sea en todos los sentidos), que me reconforte y me aconseje.
Cientos de ideas, palabras, sensaciones, pasan volando cada segundo por mi cabeza, y las puertas están abiertas para que pasen todas en estampida.

Si callas no hay problema, si hablas tienes carácter, si te enfadas es sin motivo. Sola rodeada de gente. Nadie te preguntó si querías nacer, nadie te preguntará si quieres morir.

Locura. Es mía.
Todo es efímero.

Busco un lugar, y cuando lo encuentre, que nadie espere mi regreso. 
Aunque sé que hoy por hoy, pocos lo esperarían.

IROS TODOS A TOMAR POR CULO.